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INTERNACIONALES

12 de julio de 2025

Torturas, presos quemados vivos y hacinamiento: el horror que se vive en el “infierno”, el módulo de la cárcel más temida de Uruguay

Uno de los espacios del Comcar está dominado por las ratas, los gritos y los enfrentamientos hasta la muerte entre los reclusos; un ex ministro del Interior propuso poner “un bomba” allí para tirarlo abajo

El hombre, de 28 años, iba a la cárcel por primera vez. Su condena duraba cuatro meses y, como a tantos otros, le tocó ir al módulo 11 del Comcar, una de las cárceles más peligrosas de Uruguay. En ese lugar, este privado de libertad estuvo secuestrado durante 40 días por otros cinco presos que compartían celda con él.

Era septiembre de 2021 e Infobae publicó esta noticia con el título Los años pasaron y el módulo 11 de Comcar sigue siendo uno de los puntos más críticos del sistema carcelario uruguayo. La vida allí es entre ratas y gritos, y los presos son capaces de quemarse vivos para arreglar sus enfrentamientos. Literalmente así: La última tragedia así ocurrió en junio, cuando se desató un conflicto entre presos de dos celdas contiguas. El enfrentamiento venía motivado desde hacía varios días e incluso llegó a ocasionar peleas en el patio. En medio de la pelea, los presos lograron romper los candados de la celda y salieron de allí con cortes carcelarios. Cuando vieron la situación, funcionarios de la cárcel fueron al lugar, pero no pudieron ingresar: los privados de libertad colocaron colchones para evitar la munición no letal.

Cuatro de los presos decidieron resguardarse, pero en ese momento se dio un ataque que derivaría en la muerte: los agresores arrojaron un trozo de un colchón en llamas. El fuego se propagó de manera rápida.

El módulo 11 de Comcar es “el lugar más caliente del infierno”, como lo llaman tanto los guardias como los presos que van allí, según un artículo de El País. Tras la muerte de cuatro personas, este diario uruguayo publicó el testimonio de Carlos González Ancheta, un policía retirado que durante más de 30 años fue guardia de ese penal.

González aseguró que trabajar en ese módulo era algo “caótico”. “Se trabaja en medio de las ratas. Se veían montones de ellas hasta el día y se escuchaban en la noche”, describió este ex funcionario.

El ex guardia de Comcar contó que algunas veces se encontró con presos en el pasillo y que es inevitable sentir miedo. De hecho, para él, trabajar con miedo se había convertido en una costumbre.

Los presos rompen los candados del módulo 11 para salir y pelearse con otros presos, para fugarse o para salir a caminar por la noche y robar otras celdas, describió González. Él, que se retiró a principios de año, contó que las celdas del lugar estaban “muy deterioradas” cuando se fue.

El episodio que se dio hace algunas semanas, en el que cuatro presos fueron quemados vivos, fue producto de varios problemas de convivencia, algo que los trabajadores de las cárceles están acostumbrados a vivir.

El módulo 11 está visto como un lugar de castigo. Allí van los presos que tuvieron problemas en otros lugares. En septiembre de 2024, alojaba a 852 reclusos, cuando el aforo máximo que tiene permitido es de 498, según cifras oficiales consignadas por El País.

Para higienizarse, los presos deben juntar agua y calentarla como pueden. La electricidad no llega a través de un tendido eléctrico sino a través de un cable que se conecta de manera precaria a un pico de luz.

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