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25 de agosto de 2025

La actividad económica volvió a chocar contra un techo y muestra signos de estancamiento

La recuperación iniciada en la segunda mitad de 2024 no se frenó y varios sectores siguen sin recuperar el terreno perdido

La actividad económica cerró el primer semestre con señales de estancamiento, luego de un repunte inicial tras la recesión del año pasado. En febrero había logrado alcanzar valores similares a los máximos de mediados de 2022 y fines de 2017, pero la recuperación se interrumpió y no volvió a superar ese registro.

“Este repunte se explica en gran medida por la baja base de comparación del primer semestre de 2024, cuando la actividad había caído 3,6% interanual. Pasado ese complicado período, la economía inició una fase de recuperación en el tercer trimestre de 2024, y creció de manera casi sostenida hasta febrero de este año, cuando alcanzó un ‘techo’. Desde entonces, la actividad se mantiene estancada y aún no logra superar esos niveles, en junio se ubicó 1,3% por debajo de aquel pico >En el segundo trimestre la economía mostró una virtual parálisis, con un avance de apenas 0,1% frente al trimestre previo. El resultado obedeció a la caída de junio, a la revisión a la baja de abril —que pasó de un alza de 1,9% mensual a 1,5%— y a la contracción de mayo (-0,2%). Con estas correcciones, el arrastre estadístico indica que, si la actividad se mantuviera en el nivel de junio, 2025 cerraría con un crecimiento de 4% interanual, por debajo de las proyecciones oficiales y del FMI, que prevén entre 5% y 5,5%.

“El comienzo del segundo semestre tampoco es auspicioso, algunos datos de julio muestran que varios sectores atravesaron un mes complicado”, sostiene y menciona que la actividad industrial cayó 1,4% (FIEL), la construcción retrocedió 0,4% (Índice Construya), la producción automotriz se desplomó 5,3% (ADEFA) y la molienda de soja bajó 7,2%. En contraposición, los sectores que registraron subas fueron despachos de cemento (+2%), producción de petróleo (+2,7%) y de acero (+0,9%).

“Además, el cuadro se vuelve más exigente en perspectiva histórica. Aun cuando la serie desestacionalizada ronda máximos desde 2017, en términos per cápita la actividad sigue aproximadamente 11% por debajo del pico de 2011. Esta brecha es la que acota la ‘sensación’ de recuperación en las calles”, explicó.

Así, la mayor estabilidad que le siguió a la salida del cepo no alcanzó para anclar un repunte claro. El ciclo de crecimiento ha sido errático y con sesgos sectoriales: la intermediación financiera y el comercio fueron el sector que más traccionaron la actividad (+28,7% y +11,5% interanual).

La volatilidad de tasas vivida desde mediados de julio probablemente tenga un impacto en la actividad, teniendo en cuenta cuáles fueron los sectores más dinámicos.

Por su parte, el último informe de Equilibra destaca que el crédito privado, uno de los principales motores de la recuperación del año pasado, muestra una desaceleración, especialmente en préstamos en pesos de corto plazo a firmas cuya tasa real alcanzó niveles récord, mientras que los personales siguen creciendo, aunque preocupa a los bancos el fuerte incremento de la morosidad.

Al respecto, Invecq precisó que los créditos en pesos al sector privado siguen mostrando un crecimiento real sostenido, con un alza de 2,8% en julio, “aunque el ritmo de crecimiento se desacelera frente al promedio mensual de 3,7% registrado entre enero y junio. La contracara es el fuerte aumento de la mora en los préstamos familiares, que trepó al 5,2% en junio, desde el 4,5% del mes anterior”, resaltó.

En otro orden, la consultora señaló que el estancamiento también impacta en el salario formal privado, que en julio se ubicó 1,2% por debajo del nivel de febrero y aún no muestra señales de recuperación.

Desde LCG apuntaron: “Acelerar la desinflación en la previa a las elecciones (o evitar una aceleración desmedida) tendrá costos en términos de actividad. La sensible suba de tasas que, más temprano que tarde, terminará de restringir el crédito, principal driver de la recuperación de los últimos meses de 2024, y el congelamiento de los salarios (con el gobierno evitando homologar paritarias con aumentos superiores al 1% mensual) impedirá revertir la caída del consumo”.

“Con todo, seguimos estimando un sendero volátil, con altas y bajas, que difícilmente implique un crecimiento sostenido y pujante en los próximos meses. Proyectamos un crecimiento en torno al 4,5%-5% anual para 2025, de los cuales 4 puntos porcentuales se explican por el arrastre estadístico que dejó este último dato”, estimaron.

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